El Hotel Rural Iribarnia es una casa del siglo XVI convertida en hotel rural con encanto en la villa de Lantz, a tan solo 20 minutos de Pamplona y muy cerca del Parque Natural de Bértiz. Aquí, en un entorno de leyenda donde la naturaleza impone su ritmo, Jesús y Lorena han creado un refugio lleno de paz, tradición y belleza. Piedra, madera y materiales nobles visten un interior cálido, acogedor y lleno de detalles. Un jardín privado con río, desayunos que saben a hogar y cenas para el recuerdo completan una experiencia que invita a desconectar… y quedarse.
El hotel cuenta con 10 habitaciones amplias y únicas, donde se combinan con armonía los estilos colonial, victoriano y provenzal. Algunas disponen de chimenea, otras de jacuzzi, y todas están diseñadas para envolver al huésped en confort y romanticismo. Desde la suite “Carnaval”, la más especial y romántica, hasta “Botas y Bastones”, perfecta para los caminantes del Camino Baztanés, cada estancia tiene su historia, su atmósfera y su inspiración: los bosques milenarios, los mitos navarros, las brumas del Sayoa o los sonidos del carnaval. Dormir en Iribarnia es formar parte del alma del lugar.
Entre los espacios comunes destaca el jardín, con rincones junto al río ideales para leer, meditar o simplemente dejarse llevar por los sonidos del entorno. El hotel también ofrece masajes personalizados, cenas íntimas en el restaurante o en la habitación, y atención especial para escapadas románticas, reuniones de empresa o talleres en grupo como yoga, mindfulness o retiros creativos. En la cocina, platos navarros elaborados con mimo y producto local conquistan a los paladares más exigentes, con opciones para todo tipo de dietas, en un comedor privado solo para huéspedes.
El entorno es puro Pirineo occidental. Praderas verdes, hayedos y castañares, ríos cristalinos, cuevas mágicas y senderos que siguen los pasos del Camino de Santiago Baztanés. Aquí se entrelazan naturaleza, cultura y leyenda: minas romanas, antiguas bordas, calzadas medievales, puentes centenarios y tradiciones que siguen vivas en las fiestas populares. Muy cerca, se puede disfrutar de actividades como senderismo, rutas a caballo, golf o BTT.
En Iribarnia, el lujo no está en lo que se exhibe, sino en lo que se siente: el silencio, la hospitalidad y la magia de un lugar que deja huella.