Lanzarote
La isla de los volcanes

Todas las islas canarias son de origen volcánico, pero si hubiera que hacer un ranking, Lanzarote se colocaría en el primer puesto. Las erupciones del siglo XVIII y, en menor medida, del siglo XIX, son las responsables de que podamos admirar un paisaje de lavas y cenizas, así como interesantes edificios volcánicos. Los motivos de venir a la isla más septentrional y oriental de Canarias se completan con sus pueblos blancos, sus playas, su gastronomía o las famosas obras del artista César Manrique.

La Villa de Teguise es la antigua capital de Lanzarote y está declarada conjunto histórico-artístico. Es un placer pasear por sus estrechas y empedradas calles mientras se visitan sus monumentos: la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Palacio Spínola, el Convento de San Francisco o el Castillo de Guanapay.

En la zona norte, la más verde de la isla, después de atravesar un valle de palmeras, se alcanza el pueblo de Haría. Es el menos poblado de Lanzarote, de ambiente tranquilo y, junto con Teguise, uno de los mejor conservados. En su casco histórico destaca la plaza León y Castillo y la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.

En el sur también encontramos pueblos blancos con encanto. Uno de ellos es Yaiza, que ha ganado muchos premios de embellecimiento. En un paseo por el centro se puede apreciar la arquitectura cuidada, las casas adornadas con flores y las calles ajardinadas con buganvillas, hibiscos y palmeras. Aquí no hay que olvidarse de visitar la iglesia de Los Remedios, del siglo XVIII.

Otras localidades de interés son Tinajo; Uga, que es donde duermen los camellos del Parque Nacional de Timanfaya; Femés, conocido por ser el lugar donde se ambienta la novela Mararía del escritor canario Rafael Arozarena o los núcleos turísticos de Playa Blanca y Puerto del Carmen.

Lanzarote no se entiende sin César Manrique. El artista lanzaroteño, conocido como “el arquitecto del paisaje” supo combinar su obra con el paisaje volcánico de su isla y el respeto al medio ambiente. De esta forma creó y colaboró en la adaptación de espacios tan singulares como los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes, el Mirador del Río, el Jardín del Cactus o el Parque Nacional de Timanfaya. Es prácticamente una obligación visitarlos. ¡No te los pierdas!

La mayoría de las fiestas de Lanzarote están vinculadas a los santos y vírgenes de los distintos pueblos y municipios de la isla. Por citar algunas, destacan las fiestas de San Ginés en Arrecife (la capital) el 25 de agosto; las de San Marcial de Limoges (Femés), patrón de la isla, el 7 de julio; o las fiestas de Nuestra Señora de los Volcanes o de Los Dolores (Mancha Blanca), patrona de la isla, el 15 de septiembre.

La naturaleza volcánica es la protagonista en la isla de Lanzarote, con numerosos lugares protegidos y dignos de visitar. En el suroeste se encuentra el Parque Nacional de Timanfaya, el único Parque Nacional eminentemente geológico de España. Aquí se puede dar un paseo en camello, disfrutar del paisaje volcánico de lavas, cenizas y grandes edificios volcánicos como el macizo de Timanfaya, así como asistir a los famosos géiseres, debido al calor que todavía mantiene el subsuelo.

Los amantes de la naturaleza también disfrutarán del imponente Risco de Famara, el volcán de La Corona, la original zona vitivinícola de La Geria, la laguna de los Clicos en el pueblo de El Golfo, o de excursión a la vecina isla de La Graciosa, en el Archipiélago Chinijo.

En cuanto a las playas, ¡lo difícil será elegir! En el norte destaca la inmensa playa de Famara, y en el sur las bellas calas de Papagayo, aunque existen muchas más playas y charcos naturales en la costa de la isla.

La capital actual de la isla es Arrecife, el único lugar de Lanzarote que te hará sentir que estás en una ciudad, pequeña, pero una ciudad. Pasando la playa del Reducto se llega al casco histórico, que ofrece al visitante rincones sorprendentes, como el castillo de San Gabriel, situado en un islote y conectado a la costa mediante un puente levadizo; o el Charco de San Ginés, una lengua de mar que se introduce en la ciudad creando una pequeña bahía, rodeada de casas de pescadores. También hay que visitar la iglesia de San Ginés, del siglo XVI.

En Lanzarote podrás probar la sabrosa cocina canaria, así como platos típicos de la isla. Entre otros, la carne de cabra, el caldo de millo con garbanzos, los quesos conejeros, el frangollo o los tollos. En los pueblos de costa no hay excusa para disfrutar de buen pescado y marisco fresco, como las viejas, las morenas, los bocinegros, los gueldes o las lapas con mojo. Todo eso sin olvidar las papas arrugadas y el gofio. Y para beber, nada mejor que un vino de D.O. Lanzarote, cultivados en el paisaje único de La Geria, donde las viñas se hunden en las cenizas volcánicas y los muros de piedra las protegen del viento.

9. Baños árabes

Vulcanismo, playas paradisiacas, espacios naturales únicos, pueblos blancos, buena gastronomía y las geniales obras del artista César Manrique te están esperando en Lanzarote, la isla de los volcanes.