Imagina El Gran Sueño
Imagina un hotel donde la sostenibilidad la entienden como un estilo de vida y no como una moda. Donde impera la tranquilidad y te sientes como en casa. Ese lugar existe…
Una carretera sinuosa me lleva hasta Pintueles, una pequeña aldea del municipio asturiano de Piloña. Allí me reciben Dave y Javier, anfitriones de El Gran Sueño, un hotel boutique de 5 habitaciones donde espero encontrarme con el entorno en mi personal tributo a la sostenibilidad y que también fue el suyo cuando idearon este lugar, cuando dieron forma a su sueño.
Con solo cruzar el umbral de esta casa de aldea reconvertida en hotel, siento que mis expectativas van a ser ampliamente superadas por la realidad. Desde el primer momento en que mis anfitriones me enseñan su casa, sé que voy a estar como en la mía propia. Me cuentan cómo quisieron crear un alojamiento diferente, inspirado en la intimidad de los típicos bed & breakfast, donde la tranquilidad y autenticidad de una pequeña aldea conviviera con las comodidades y sofisticación de cualquier hotel boutique urbano. Y doy fe de que lograron su propósito.
Recorro cada estancia de El Gran Sueño y descubro como cada una de sus cinco habitaciones es única y diferente a las demás, aunque todas tienen un tamaño similar y no se han escatimado detalles ni comodidades. Dos de ellas dan a la plaza de la aldea, mientras que las otras tres se asoman al jardín, con unas impresionantes vistas de la Sierra del Sueve y los Picos de Europa.
Dave y Javier practican una filosofía slow que se traduce en la utilización de energías renovables y alimentos caseros orgánicos o de proximidad. “No tenemos huerto propio” me dicen cuando les pregunto, “preferimos comprarle al agricultor local e incentivar la economía de la zona, nos parece más sostenible”, añaden. Me gusta su punto de vista y me reitero en que de esta experiencia de inmersión en una sostenibilidad casi absoluta me voy a llevar la que puede ser la experiencia de mi vida.
Llega la hora de la cena. He reservado con antelación para evitar salir a cenar fuera y tener que coger el coche y me sorprenden con un menú consistente en aperitivo, entrada, plato principal y postre elaborado a partir de productos ecológicos, de temporada y locales, y que elaboran ellos mismos. Son grandes defensores de la slow food, y ofrecen productos de la tierra que elaboran con mucho cariño y de una forma saludable, sustituyendo incluso algunas grasas animales por verduras en los postres. Sin duda es una manera revolucionaria de cocinar y un planteamiento que los ha llevado incluso a instaurar las Free Meet Monday, cena vegana todos los lunes, con lo que contribuyen no sólo al equilibrio alimentario sino a reducir el impacto en el medio ambiente con la reducción de gases de efecto invernadero.
Tras una noche de sueño reparador me espera un desayuno que ya es una marca distintiva de la casa. Y es que al tradicional desayuno continental le han añadido su pasión por los ingredientes ecológicos, locales y de temporada. Así, comenzamos con zumos y fruta fresca de temporada. Le sigue su pan de fermentación lenta, que es elaborado por Dave, acompañado con tomate natural, mermelada casera y queso artesano. Y, para terminar, siempre hay un capricho casero para los más golosos y que soy incapaz de rechazar.
Me apetece descubrir el entorno que rodea la casa, y Javier me explica todas las opciones que tengo. Y es que desde la casa salen un total de 9 rutas de senderismo perfectamente señalizadas. Me inclino por la Ruta de La Formiga, una de las preferidas de los huéspedes, según me indica Javier y que, en 1 hora y 20 minutos, me llevará de Brecín hasta La Formiga por el bosque de la colina paralela a la carretera. Luego baja por el camino de La Roza a Busllería y pasa por la Iglesia de San Cristóbal de Pintueles antes de cerrar el círculo y terminar de nuevo en El Gran Sueño.
Mi pequeña escapada a Asturias termina aquí, pero no quiero dejar de comprar productos de la zona en su tienda, para poder disfrutar de ello en casa, pero también por la satisfacción de saber que un porcentaje del importe de mi compra se destinará al “Fondo para salvar nuestros hórreos” impulsado por El Gran Sueño.
De vuelta a casa, recuerdo cada momento pasado en contacto con la naturaleza, conectado con el entorno. Son recuerdos que vienen arropados por una fragancia, L'Eau d'Issey pour Homme Eau&Cèdre, cuyos matices de agua y cedro vuelven a transportarme a los bosques asturianos de donde acabo de regresar y a los que seguro que volveré.