Tranquilidad asegurada en tu reunión cerca de Madrid y al lado de Sigüenza. El Hotel Spa Cardamomo está enclavado en Carabias, un pueblecito de La Alcarria que, como la mejor miel, es de envasar en frasco pequeño.
Y es que Carabias es un privilegiado espectador de estos camaleónicos campos de cereal de Guadalajara que, salpicados de encina y lentisco, pasan del verde exultante al ocre y al pajizo inundándose de una magia perenne y secular. Cardamomo invita al refugio, vestido de piedra y teja clásica con complementos de vanguardia como paños de acero corten, y una arquitectura amplia y luminosa donde domina, invisible pero cierta, el alma de las cosas hechas con amor. El interior Pilar y Fernando, pioneros de la hotelería con Encanto en España, lo han vestido el interior con una decoración muy espectacular y envolvente donde las sedas y los terciopelos se hacen dueños de cada estancia. Un antiguo piano de cola con un magnífico espejo gigante a su espalda y el cortinaje de terciopelo nos recibe en recepción atestiguando que lo queda por descubrir no nos dejará impasibles. Nos gustan sus rincones llenos de encanto, sus dos chimeneas siempre encendidas, y las impresionantes vistas sobre el valle que se disfrutan desde 12 de sus 13 habitaciones, desde el salón y el comedor y que, sin duda, dejarán atónito a cualquier huésped.
Todo el hotel dispone de wi-fi y hay un ordenador a disposición de los clientes que deseen consultar internet. El restaurante es un espacio acogedor, elegante e impecable donde se pueden degustar unos desayunos completos y sabrosos y comidas y cenas a la carta con excelente materia prima y una elaboración respetuosa con las mismas. Algunas habitaciones disponen de bañera con jacuzzi y otras con baño adaptado. Las dos suites del Hotel Spa Cardamomo han sido decoradas por Javier Meredith y son un auténtico lujo en creatividad y confortabilidad que además, al estar en la buhardilla, ofrecen una vista aérea del valle auténticamente espectacular. En la planta baja, un jacuzzicon sauna y zona de masajes invita al relax y la revitalización.
Las zonas exteriores se distribuyen en cuatro áreas diferentes: el jardín de la higuera que acoge una pequeña piscina con jacuzzi, la terraza urbana para tomarse un gin tonic rodeado por las genuinas casitas de piedra, el jardín mirador, una amplia extensión de césped con arenero a parte para niños que sobrevuela el valle como un mirador sobre las llanuras cuarteadas de labor cuando el ocaso pide silencio, tiempo y un buen libro y el nuevo y recoleto jardín, junto al salón, invitando a contemplar las espectaculares puestas de sol de Carabias.
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