Ávila
en éxtasis

En la provincia de Ávila hay tres elementos que se repiten en la mayoría de sus poblaciones: fortalezas, palacios y edificios religiosos. Los numerosos castillos y murallas nos recuerdan el papel que jugó la región durante la Edad Media, siendo además la cuna de Isabel la Católica y residencia de la corte castellana. Los palacios indican el esplendor de un territorio, especialmente en el siglo XVI, cuando Ávila se convierte en el principal centro de producción textil del reino. Por su parte, los edificios religiosos, especialmente iglesias y conventos, reafirman la tradición cristiana desde la reconquista y algunos están vinculados a importantes personajes místicos como Santa Teresa de Jesús, protagonista de este año 2015, en que se conmemora el V Centenario de su nacimiento. Además, este momento es perfecto para visitar la ciudad, ya que se acaba de inaugurar las Edades del Hombre que este año tiene sede en Ávila y en Alba de Tormes (Salamanca), una ocasión muy especial para visitar esta ciudad.

En el norte de la provincia te espera Arévalo, capital de la comarca de La Moraña, donde se conservan un gran número de ejemplos de arquitectura mudéjar castellana. Destaca la iglesia de Santa María la Mayor, la ermita de La Lugareja, la Plaza de la Villa, la iglesia de Santo Domingo o el castillo con torre circular, en el que vivió durante algún tiempo la reina Isabel la Católica. Cerca de Arévalo se encuentra Madrigal de las Altas Torres, famosa por ser el lugar de nacimiento de Isabel la Católica, y antigua residencia de la Corte. Este conjunto histórico presume de tener una de las pocas murallas medievales de estilo mudéjar que se conservan en España. Son de interés la puerta de Cantalapiedra, el palacio de Juan II (actual monasterio de Nuestra Señora de Gracia), el Hospital de la Purísima Concepción, o la iglesia de San Nicolás de Bari, que posee la torre más alta de la provincia, con 75 metros de altura.

Si nos trasladamos al suroeste, encontraremos El Barco de Ávila. Además de por sus sabrosas judías, esta localidad merece ser visitada para contemplar una bella panorámica de la Sierra de Gredos y conocer su rico patrimonio histórico-artístico. Su mayor exponente es la iglesia de la Asunción, del siglo XIV y de estilo gótico. Aunque también son de admiración el puente románico sobre el río Tormes y el castillo de Valdecorneja del siglo XV, que fue propiedad de los duques de Alba.

En Las Navas del Marqués sobresalen dos edificios, el Castillo-Palacio de Magalia, de estilo renacentista del siglo XVI, y el Convento de Santo Domingo y San Pablo, también del siglo XVI y con presencia del estilo herreriano. Arenas de San Pedro alberga el castillo de la Triste Condesa, el palacio del infante Don Luis de Borbón, y el convento de San Pedro de Alcántara. Otra localidad de interés en el sur de la provincia es Candeleda, que mantiene un asentamiento vetón (el Castro del Raso). Aquí también destaca la original Casa de las Flores, actual Museo del Juguete de Hojalata, así como sus fiestas y tradiciones.

En este recorrido por la provincia de Ávila, además de los castillos, monasterios, palacios o iglesias, te recomendamos conocer otras manifestaciones culturales, como los verracos, esculturas de piedra que realizaron los vetones, antiguos pobladores de la región. Estas esculturas representan generalmente toros o cerdos, y todavía hoy no está claro su significado. Como ejemplo, los Toros de Guisando en el municipio de El Tiemblo, o el verraco de Chamartín en la localidad de Chamartín de la Sierra. En cuanto a las fiestas de la provincia, las hay de carácter religioso, pagano, agrario y taurino. Destaca la Semana Santa de Ávila, la Romería a Nuestra Señora de Chilla en Candeleda, el Vítor a San Pedro Bautista en San Esteban del Valle o los carnavales de Cebreros.

En Ávila vas a descubrir una gran variedad paisajística, con espléndidas llanuras en la comarca de La Moraña; praderas de encinas, chopos, avellanos o robles en el Valle del río Corneja; zonas de alta montaña como Sierra de Gredos y Sierra de Béjar; o los cerezos del Valle del Tiétar. Merecen especial atención la Reserva del Valle de Iruelas y el Parque Regional de la Sierra de Gredos, coronado por el pico Almanzor y con lugares tan emblemáticos como la Laguna Grande de Gredos. Además de visitar estos espacios naturales, podrás realizar numerosas actividades de turismo activo, como senderismo, mountain bike, barranquismo, escalada, o deportes náuticos como el rafting o el piragüismo en ríos como el Alberche.

Cuando vislumbras las murallas de Ávila, sabes que has llegado al corazón de la capital de la provincia. Además de ser el símbolo de la ciudad, constituye uno de los recintos amurallados medievales mejor conservados de Europa. Ávila está declarada Patrimonio de la Humanidad y atesora un importante patrimonio histórico. No hay que perderse la Catedral del Salvador, construida entre los siglos XII y XIV con aires de fortaleza, y cuyo ábside forma parte de la muralla de la ciudad. También destaca el Palacio Dávila, la Plaza del Mercado Chico, el Torreón de los Guzmanes (actual Diputación Provincial), la Basílica de San Vicente, la iglesia de San Pedro, el convento de Santa Teresa (otrora casa natal de la Santa) o el humilladero de Los Cuatro Postes, desde donde se obtienen unas bellas vistas del casco histórico. Aprovecha y visita Ávila en la celebración de los 500 años del nacimiento de Santa Teresa y las Edades del Hombre, y participa en las numerosas actividades que la ciudad ha preparado en honor a la abulense más universal.

Durante el viaje a la provincia de Ávila, son indispensables las paradas para conocer otro de sus tesoros culturales: la gastronomía. Los platos estrella son el chuletón de Ávila, las judías de El Barco de Ávila y las yemas de Santa Teresa. Pero la cocina abulense es mucho más amplia y hay para todos los gustos. La mayoría de sus platos son contundentes, ideales para los fríos inviernos, donde predomina la carne de vacuno de Ávila, que está presente en asados, estofados y guisos. Otros platos típicos de la provincia son las patatas revolconas, el cochinillo de Arévalo, el tostón, lechazo o cordero asado, los huevos al plato o la sopa de ajo castellana. Para acompañar estos manjares, son buenas opciones los vinos de Cebreros, El Tiemblo o la Denominación de Origen Rueda. En el apartado de la repostería, sobresalen los postres conventuales. Además de las yemas, que dedican su nombre a Santa Teresa de Jesús, también podemos citar la tarta monjil, las rosquillas de baño, la torta de bizcocho o los rozneques de Arévalo.

Castillos, murallas, palacios, iglesias, conventos, gastronomía, personajes místicos… Descubre Ávila en su año de éxtasis.